Canto Gregoriano

Culmen del canto litúrgico

EL gregoriano es la expresión misma de los movimientos del alma.

— Monjes de Solesmes, restauradores del canto gregoriano

Fachada de la Abadía de San Pedro de Solesmes

NACE en el hombre esta expresión del alma como fruto de la intención de alabar a su Dios y Creador.

Monje de rodillas rezando con un crucifijo entre las manos

POR eso, el gregoriano, antes que canto, es plegaria, es rezo, es oración: es el corazón mismo de la liturgia.

Letra capital U adornada con monjes cantando

HECHA para adorar a Dios con la forma más excelsa de alabanza que hay tanto en la tierra como en el cielo: el canto.

Letra capital C adornada con ángeles cantando

El canto propio de la Iglesia Romana

Constitución Sacrosanctum Concilium, 1963, 116

Fragmento de la partitura «Ad te levavi» con la primera letra adornada y coloreada

Modelo soberano de música litúrgica

Motu Proprio Tra le Sollecitudini, PP. Pius X, 1903, II, 3

Ideal de la más alta perfección

Persona cantando

Pura voz cantada

Cuerpo y coro entero como instrumento: a una voz y a capela (solo órgano de sostén)

Neumas

Sin añadidos socioculturales

Modulando en una octava poco corriente y libre de imposiciones rítmicas

Reloj de arena parado

Estructura atemporal

Resistente al paso del tiempo, sus melodías son siempre actuales

Latido del corazón

Serena cuerpo y alma

Fruto de un corazón tranquilo y una respiración apacible

El infinito en el cielo

Transciende y eleva

Desdobla el tiempo y nos acerca aquí en la tierra a los atrios del Señor

Manos con rosario rezando

Pura oración constante

Por y para Dios: propicia el estado óptimo para la santificación

Cantar gregoriano es cantar la liturgia

Todo cantor desempeña un servicio litúrgico que exige de él capacitación y preparación para ejercerlo como requiere la gloria de Dios y la edificación de los fieles.

En palabras de los Padres de la Iglesia

Vidriera de san Agustín de Hipona

«Juzgo que aquellas palabras de la Sagrada Escritura más religiosa y fervorosamente excitan nuestras almas a piedad y devoción cantándose con aquella destreza y suavidad [y melodía], que si se cantaran de otro modo.»

— Confesiones de san Agustín, Lib. X cap. XXXIII v. 49.

«Quien bien canta, reza dos veces.»

— San Agustín de Hipona.
Vidriera de san Benito de Nursia

«12. No lean ni canten todos los hermanos por orden, sino los que edifiquen a los oyentes

— Regla de San Benito, cap. 38, v. 12.

«3. No se atreva a cantar o a leer sino aquel que pueda desempeñar este oficio con edificación de los oyentes. 4. …hágalo con humildad, gravedad y temor.»

— Regla de San Benito, cap. 47, vv. 3-4.

Obremos a lo seguro en materia de alabanza

Acostumbrémonos más y más al Canto Gregoriano: descubrámoslo, escuchémoslo, formémonos, aprendámoslo, cantémoslo y solicitémoslo en nuestras parroquias. Por la mayor gloria de Dios, por nuestro bien y por el de toda su santa Iglesia.

¡Manos a la obra!

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